Asqueroso hedor emanabas aquel día. Sucio de traición oíste su corazón agitado, sintiendo que el ímpetu desaforado de sus latidos acabaría con atravesar el límite del pecho. El presagio fantástico finalmente sucedió y el órgano vital abrió una puerta de carne destrozada y sangre caliente. Fue repugnante esa lluvia de tejido humano que bañó tu rostro y ahogó tu garganta enmudecida por esa sopa ensangrentada.
jueves, 8 de noviembre de 2007
SOPITA NO QUIERO MAMA
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