Breaking and Entering, en su título original, es el último film del fallecido Anthony Minghella, director de El Paciente Inglés, y El talentoso Sr. Ripley, entre otras.
Cuenta la historia de Will (Jude Law), un arquitecto inglés, que muda sus oficinas a King Cross, barrio de inmigrantes, que poco a poco se está valorizando. Durante la primer semana, sufre dos robos, perpetrado por un adolecente bosnio con el método de parkour. Comienza a realizar una vigilencia, acompañado por una prostituta, también inmigrante (interpretada por una Vera Farmiga irreconocible). De esta manera, persigue al joven ladrón sin ser visto, y comienza una relación con su madre (Juliette Binoche). Paralelamente, vive una crisis familiar, con su mujer Liv (Robin Wright Pen), y la hija de un matrimonio anterior de ella.
La violación de domicilio, simboliza también la entrada de nuevas culturas a Londres, en este caso Inmigrantes de la zona de Europa del Este arrasada por las guerras. El roce, y las contradicciones de cualquier sociedad actual, entre centro y periferia, países dominantes y países pobres, ricos y pobres, etc. También muestra como poniéndose en el lugar del otro, las perspectivas siempre cambian.
Sin ser una gran película, está muy bien actuada, y los personajes tienen cierta profundidad. Algunas cuestiones están resueltas de manera un poco simplista. También es algo extensa, pero no llega a ser como El paciente Inglés (muy linda, pero me quitó las ganas de vivir por larga y aburrida).
Cuenta la historia de Will (Jude Law), un arquitecto inglés, que muda sus oficinas a King Cross, barrio de inmigrantes, que poco a poco se está valorizando. Durante la primer semana, sufre dos robos, perpetrado por un adolecente bosnio con el método de parkour. Comienza a realizar una vigilencia, acompañado por una prostituta, también inmigrante (interpretada por una Vera Farmiga irreconocible). De esta manera, persigue al joven ladrón sin ser visto, y comienza una relación con su madre (Juliette Binoche). Paralelamente, vive una crisis familiar, con su mujer Liv (Robin Wright Pen), y la hija de un matrimonio anterior de ella.
La violación de domicilio, simboliza también la entrada de nuevas culturas a Londres, en este caso Inmigrantes de la zona de Europa del Este arrasada por las guerras. El roce, y las contradicciones de cualquier sociedad actual, entre centro y periferia, países dominantes y países pobres, ricos y pobres, etc. También muestra como poniéndose en el lugar del otro, las perspectivas siempre cambian.
Sin ser una gran película, está muy bien actuada, y los personajes tienen cierta profundidad. Algunas cuestiones están resueltas de manera un poco simplista. También es algo extensa, pero no llega a ser como El paciente Inglés (muy linda, pero me quitó las ganas de vivir por larga y aburrida).
1 comentario:
Próxima en mi lista de alquiler. La producción masiva hace que por momentos películas así pasen por frente a mis ojos sin que me dé cuenta. Muchas gracias.
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