En un acto de cholulez sorprendente para mi estilo, el domingo me fui a la Feria del Libro en búsqueda de un dibujito de Liniers.
La feria está buena por las conferencias (me vi una de Felipe Pigna sobre Evita que estuvo interesante), pero no es el lugar más cómodo para zambullirse en búsqueda de material literario (too many people). Muchas ofertas no hay, y más aún para una persona acostumbrada a comprar en las librerías de la calle Corrientes, que desbordan en buenos ejemplares a precios ridículos.
Como mucho, sirve para comprar libros nuevos y caros, y conseguir un descuento. En mi caso me compré Conejo de Viaje, de Liniers, y La historia de Lisey, de Stephen King, un autor al que no consumo habitualmente, pero las buenas críticas que obtuvo con su última obra me engatusaron. Obtuve el plus de que Liniers me lo firmó, y me dibujó al gato Fellini (minino en cuyo honor fue bautizado el mio), más un 20 % de descuento que Editorial Sudamericana amablemente me obsequió. El resultado, se puede observar ut supra. La frutilla del postre: Haciendo la fila por la firma de la celebridad de ese minuto, me puse a leer sus historietas de viaje, y descubrí, felizmente, que teníamos una persona en común, que descifré por un sombrero diminuto. No es gran cosa, pero para mi fue suficiente.
No hay comentarios:
Publicar un comentario