Durante las elecciones municipales de una ciudad sin nombre, la mayoría de sus habitantes decide individualmente ejercer su derecho al voto de una manera inesperada. El gobierno teme que ese gesto revolucionario, capaz de socavar los cimientos de una democracia degenerada, sea producto de una conjura anarquista internacional o de grupos extremistas desconocidos. Las cloacas del poder se ponen en marcha: los culpables tienen que ser eliminados. Y si no se hallan, se inventa.
Los protagonistas de esta nueva novela de Saramago, un comisario de policía y la mujer que conservó la vista en la epidemia de luz blanca de Ensayo sobre la ceguera, dan muestras de la altura moral que los ciudadanos anónimos pueden alcanzar cuando deciden ejercer la libertad.
Fábula, sátira y tragedia pero, sobre todo, una novela profundamente política. Nunca nadie había contado esta historia, y nunca nadie lo podrá hacer después. (RESUMEN DE CASADELLIBRO.COM)
Un gran libro, que desconozco las razones, empecé a leer como tres veces, y siempre lo dejaba sin terminar. Me pasó lo mismo con otro de Saramago, El hombre Duplicado, que aún no terminé. Aclaro que no es común, incluso estoy intentando recordar algún otro autor que me haya generado el mismo inconveniente, pero no se me ocurre. En general, por más que me aburra y no me guste lo que leo, la curiosidad es mayor, y sigo adelante tercamente. Hay algo quizás en el orginal estilo de Saramago, que si uno no se acostumbra, puede tornarse un poco tedioso de leer. Las oraciones larguísimas, y la falta de nombre de los personajes, atenta en un principio con el vínculo del lector y la historia. Pero es realmente genial una vez que enganchamos ese ritmo. Este segundo ensayo, suerte de continuación del inmejorable "Ensayo sobre la ceguera", relata también la decadencia del ser humano, pero esta vez, perdona al ciudadano común, y ataca sin piedad a los políticos, y autoridades en general. Excelente, irónico, y como su título lo indica, una lúcida mirada a los manejos políticos actuales.
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