miércoles, 25 de junio de 2008

COSAS QUE SE VEN EN LOS BARES



El mundo ocurre en su cabeza. Encorvado hacia el matutino del día, bebe de a pequeños sorbos su cortado de media mañana. Revisa, como siempre, las horas inmediatas pasadas, ese derrotero de minutos urgentes en fenecer. Su momento predilecto, áquel en que repasa las acciones, los hechos, las palabras dichas y oídas, minuciosamente, con la eficacia de la obsesión. En la antítesis perfecta de la espontaneidad, analiza lo vivido y prepara el tiempo por vivir. Vivir? El rumor que corre por doquier, dice que él no vive. ¿Se puede vivir sólo en el intelecto? Si la química cerebral genera tanto pensamientos como sentimientos, ¿es válido diferenciarlos?. ¿Vale más un impulso irracional, intuitivo, o una acción producto de la voluntad conciente? Así genera los argumentos, irrefutables para él, y se defiende de la estampida de los demás. Acaba el café, y orgulloso, parte con su estrategia elaborada, un poco menos convencido que ayer.

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