viernes, 10 de octubre de 2008

TOMBUCTU, DE PAUL AUSTER




Es mi primer y auspiciosa incursión en este autor Yankee contemporáneo. La obra elegida fue Tombuctú, una novela corta, que se lee fácilmente y protagonizada por un perro.


Míster Bones es un perro de raza indefinida, pero de una inteligencia muy precisa. No habla inglés, quizá porque se lo impide la forma de sus fauces, pero tantos años escuchando el incesante torrente verbal de su amo han hecho que lo comprenda a la perfección, y que pueda pensar e interpretar el mundo con una sensibilidad muy canina y una sintaxis muy humana. Porque Míster Bones tiene siete años y ha vivido desde que era un cachorro con William Gurevitch, más conocido como Willy Christmas desde que Santa Claus le habló desde el televisor, provocando en él una auténtica experiencia mística. Willy es un vagabundo, un poeta errante, un excéntrico superviviente de las revoluciones de los sesenta. En un principio, se asoció con Míster Bones en busca de protección, porque la vida en las calles es muy dura, pero lo que podría haber sido una mera alianza de conveniencia se convirtió en algo mucho más intenso, un mutuo descubrimiento (Este resumen lo robé de acá www.anagrama-ed.es/título7PN_436)

A través de la mirada, necesidades, alegrías, y padecimientos de este can, Auster puede observar con lupa la condición humana, las diferencias, las grandes soledades, la distancia existente entre dos personas aparentemente cercanas, pero también la felicidad, el amor, y la amistad. Tiene mirada tierna de lo marginal, y un poco más agria, pero igualmente compasiva, de los personajes más conservadores y estructurados. En esta historia no hay verdaderos villanos, pero sí algunos héroes anónimos. Es también la historia de dos grandes amigos, Mister Bones y Willy G. Christmas, con sus códigos, sus lealtades, y su conexión profunda.

El descubrimiento de un autor nuevo, una nueva dulce condena.

2 comentarios:

Damián de Haedo dijo...

Yo empecé a leer Broadway Follies, de Auster y no lo terminé. No pegué onda. Seguramente alguna vez le darés otra oportunidad.

semila dijo...

Este sería una buena opción para intentar una reconciliación, porque aparte de ser una buena historia, es cortito y fácil de leer.