

Como en todas ellas, el protagonista debe luchar contra su destino, para poder ser quien quiere ser. La peli cuenta la historia de Po, un oso panda que admira a los cinco furiosos del Kung Fu, aunque debe resignarse a trabajar en el negocio de sopa de su padre. Pero, por un cúmulo de casualidades, es elegido como el guerrero dragón, destinado a enfrentarse a Tai Lung, el villano de turno.
Quizás la fórmula ya está un poco trillada, pero es muy entretenida, de una factura visual excelente, y con ciertos momentos para recordar. Mi preferido: La escena de los palitos chinos.
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