jueves, 25 de octubre de 2007

EL PELO DESUBICADO


Encontré el motivo del desagrado que producen los pelos. Su desubicación. Es el contexto lo que transforma al pelo en algo repulsivo, no es algo intrínseco de él. Piensen sino, en la gloriosa cabellera que tuvo alguna vez Pablo Echarri, en la suave pelusa de los babys, y en cualquier sedosa melena limpia y luminosa que pulule por esta urbe.
Ahora bien, esos mismos cabellos teletransportados a una ensalada: puaj!!!, catátrofe escatologica que nos regala seguramente unas cuantas arcadas a contener. Ni que decir si lo encontramos en la ducha, o petrificado en una gelatina.

Sumando argumentos a esta hipotesis, podemos considerar que la falta de pelo (por razones de fuerza mayor, y no como orginales medidas estéticas) puede generar el mismo escozor, imaginen, por ejemplo, a Mirtha Legrand pelada, a cualquier hombre sin cejas, a cientos de gatos y perros con el pellejo al desnudo, etc.

Parece ser, entonces, que el pelo asusta por su mala ubicación, y no per se.

Denuncio entonces, una nueva injusticia frente a nuestros ojos: "el pelo es discriminado por su espíritu aventurero, y no por sus cualidades esenciales".

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